CAPITULO 21
Sandra es asesinada
Cuando Fiorella despierta, le pregunta al médico si su hijo está bien. El doctor le explica que su embarazo no va por buen camino y que, para salvar la vida del bebé, será necesario llevar a cabo una complicada operación. Afortunadamente, todo sale bien y la muchacha no pierde el niño.Mientras, Bárbara, completamente desequilibrada, está convencida de que el niño que va a nacer es de Andrés Mejía padre y que, por lo tanto, le pertenece a ella. Con la mirada perdida, la desquiciada mujer se promete que el bebé será suyo cuando nazca.Desoyendo las órdenes de Roberta, Christian habla con Elvira y le da a conocer la verdadera identidad de su hijo. Elvira, llorando de emoción, pide a Christian que la lleve donde está Pichón, pero éste la rechaza y le dice que su verdadera madre es Soledad.Después de la intervención, Fiorella pide ver a Andrés. Cuando le tiene delante, le asegura que es demasiado tarde para ellos y que lo mejor es que se divorcien. Al escuchar las palabras de Fiorella, Andrés cree que la muchacha ha perdido el bebé y se culpa con amargura de todo lo sucedido.Sandra, harta de mentiras, decide contar toda la verdad, aún a riesgo de ser encarcelada después, y así se lo dice a Rebeca. Dispuesta a impedirlo, al precio que sea, la maquiavélica mujer y Silvina salen corriendo detrás de Sandra y, ya en la calle, viendo que sus amenazas no surten el efecto deseado, Rebeca sube a su coche.
Pichón llora la muerte de su amada
Loca de rabia y de temor ante la posibilidad de que Sandra hable, la mujer da marcha atrás y atropella a la joven, que queda malherida en el suelo. Silvina, sabiendo lo que ocurrirá si se quedan allí, se lleva a Rebeca del lugar.Ajenos a lo ocurrido, Andrés y Pichón se encuentran. Cuando el heredero le está contando toda la verdad sobre su falso matrimonio, les avisan por teléfono de lo sucedido a Sandra y ambos van corriendo al hospital. Sin embargo, cuando llegan es demasiado tarde. Sandra está agonizando. En un desesperado esfuerzo, la joven aprovecha su último hálito de vida para decir a Pichón cuánto le quiere, y muere.