Lucía es una mujer que padece un lupus incurable. Ella vive con su tío Rogelio y la esposa de éste Laura, quien odia a Lucía y esconde un pasado humilde que no está dispuesta a revelar. Lucía tiene cualidades artísticas: toca el piano y canta. Pero debido a su enfermedad y a un suceso traumático ocurrido en su niñez es apática, de carácter depresivo y tímida en el amor.
Andrés es un joven profesor que trabaja en la escuela perteneciente a Rogelio, y debido a este nexo conoce a Lucía, ella se enamora de él, pero Andrés tiene otra enamorada, Silvia una joven infelizmente casada con Alfonso, quien es dominado por completo por su posesiva madre, Carlota Parlange, una mujer amargada y cruel quien odia a su nuera y le hace la vida imposible. Por ello Silvia, entre tanta infelicidad encuentra consuelo en Andrés.
En el intertanto, Carlota está dispuesta a todo con tal de destruir a su nuera. Además de Alfonso, ella tiene una hija adoptiva, Lorena, completamente opuesta a su madre: detrás de sus anteojos esconde una personalidad retraída y tímida. Ella se opone a todas las maldades que planea su madre, pero no tiene el valor para enfrentarla.
Hacia el final, la condición de Lucía empeora y esto provoca que Silvia se aparte de Andrés para que Lucía pueda amarlo libremente. Lucía y Andrés se casan y ella tiene un hijo. Más sin embargo, Lucía descubre la verdad del trauma que le afectó por años: su tío Rogelio había intentado abusar de ella de niña. Rogelio avergonzado le pide perdón a su sobrina, y cansado de la maldad de su esposa la repudia y la echa de la casa. Laura termina viviendo como pobre y en la vecindad que siempre odió; Lucía pierde la batalla contra el lupus; ya Alfonso fallecido Andrés y Silvia se quedan juntos y con el bebé de él y Lucía; y después de la muerte de Carlota, se da a entender que su hija Lorena adopta su personalidad, convirtiéndose en una nueva Carlota Parlange.